La password
—Bueno Don Esmeraldo de la Plata de Oro, esta es su password, si no quiere perder su dinero, que ahora es también mi dinero, nadie por ninguna razón tiene que conocerla. ¡No hable de esa password! No lo haga con nadie, ¿me entiende?
Éstas han sido las exactas palabras del Director de mi banco. De verdad no he comprendido muy bien de qué estaba hablando, ni sé qué es una password. Tengo una cierta edad y además me olvido de todo.
Pero como soy hombre previdente y no me falta experiencia, la he tirado al contenedor de la basura, así que nadie me la pueda robar.
—Sí, ¡exacto!, el de color naranja con los grafitos obscenos a la esquina de la calle Birlesca con avenida Columbrador. .
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