El mosquito
Siempre desde pequeño había oído hablar de las leyendas de los humanos, así que cuando empecé a volar buscaba constantemente el Ojo de Dios. Qué oportunidad para mí encontrarlo y enterarme de todas las preguntas y sus respuestas.
Un día descubrí una diminuta quiebra en el lugar redondo donde vivían los hombres con los delantales blancos, con mucho cuidado me fui al centro de la habitación, y ¡allí estaba!
He tenido suerte, he mirado otro mundo un minuto antes de ser aplastado. .
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