Sin falta de caer
Hay palabras que nos permiten regresar en el tiempo.
«Zirudèla in vatta i cåpp la mustreva al cûl a tótt
l êra sänza la stanèla tòc e dâi la zirudèla»3.
Durante la infancia escuchaba los mayores cantar esta zirudèla bordeando la charca adonde se encontraba antiguamente la fuente del pueblo, y no me daba cuenta porque lo hacían. Ahora que yo también querría volver joven lo entiendo mejor.
Quizás fuera por eso (junto al intenso calor), que a la tercera hora de la madrugada encogiéndome de hombros para caber en la trampilla subí al tejado.
Qué bueno, todo estaba limpio y claro a pesar de la noche. El alumbramiento abajo se reflejaba en la luna arriba que aclaraba abajo para reflejarse arriba; así que la techumbre resplandecía de luminosidad cuando todos los malos niños que no dormían empezaron gritando: «Mira, mira sobre el techo, ¡Zirudèla no tiene falda!».
3 La zirudèla es una cantilena poética de los villanos de la ciudad de Bologna en Italia, este nombre trae origen de un instrumento de época medieval, la gironda.
Años atrás se declamaban zirudèlas para alegrar matrimonios, fiestas y también en los mercados para atraer a los clientes.
Esta zirudèla cuenta de una mujer subida arriba del techo, se burla de los demás mostrando su culo con ademanes irreverentes. .
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