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Los álamos lloran
Siempre he confiado en mi padre, para mí era el más sabio del mundo y sus palabras me aclaraban los secretos de la vida. La primera vez era muy pequeño y como a todos los niños, la curiosidad me rodeaba, así que mirándolo desde abajo le pregunté:
—¿Papá por qué los álamos lloran?
Él, balanceándose liviano al cálido ventanal, se dobló y me habló con sosiego mientras las lágrimas blancas salían con ternura de sus ramas.
—Esto nos ocurre solamente en primavera cuando ellos salen todos contemporáneamente de sus hogares. Es una enfermedad muy ligera, no tienes que preocuparte, se llama alergia... los hombres están encerrados todo el invierno en sus moradas, después con la buena temporada... demasiados hombres, todos de una vez, para no llorar.
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